Bienvenidos a este intento de reanudación de la comunicación con el amplio universo de personas
comprometidas con la sostenibilidad ambiental de nuestras comunidades y país
así como del propio planeta.
Razones relacionadas con mi escasa disponibilidad de tiempo para atender los compromisos formales que debe implicar la publicación de una página, y en este caso de un blog, en la web, me han obligado a apartarme de esta actividad. Sin embargo, aspiro que aun con las dificultades del todo no superadas, a partir de este momento realizaré mis mayores esfuerzos por generar
contenidos y servir de puente para la comunicación de los grupos organizados e
individualidades que tengan mensajes para transmitir al público, y que podrán
ser útiles para quienes se incorporen o se encuentren incorporados al estudio
formal del ambiente, la ecología y la sustentabilidad.
Las apremiantes necesidades del momento
Una inquietud nos embarga en estos momentos cuando el país se ve sometido a las peores condiciones de existencia, por lo menos en los años que me ha correspondido vivir, donde el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos es progresivo y donde el imperio de la ilegalidad impone un retroceso en todos los órdenes del desarrollo de una manera peligrosa y por lo tanto muy preocupante, donde el ambiente no escapa de tal situación.
Es por ello que, en mi condición de periodista considero obligatorio mantener una trinchera para la defensa del ambiente y de los recursos naturales, así como contribuir a promover todas las iniciativas encaminadas a alcanzar la sostenibilidad ambiental del país que en términos de mayor alcance nos lleve a la propia sustentabilidad planetaria.
Me permito, en esta oportunidad de lo que considero el reencuentro con mi gente, dar a conocer un ensayo que presenté para cumplir con uno de los requisitos de fin de curso, en el cual participé recientemente, del Diplomado: tópicos de la ecología, ambiente y sustentabilidad, organizado por la Universidad Católica Andrés Bello, bajo el patrocinio de la Fundación Konrad Adenauer, que agrego a continuación.
Tal situación plantea, sin embargo, algunas consideraciones que estimamos conveniente tener muy presente. Si observamos en Internet, es infinitamente amplio el espectro informativo sobre los distintos temas que conforman las materias del ambiente y la ecología, y en la mayoría de ellas puede observarse que no son precisamente editadas por profesionales de la comunicación colectiva ni especialistas en los temas que abordan.
No obstante, debemos aceptar que es buena la intención, pero deficientes las formas y los contenidos; asimismo, que en el curso de los últimos años se ha evidenciado todo un proceso de conformación de enseñanzas y consolidación de los conceptos relacionados con el ambiente y la ecología, así como una gestión ambiental aplicada a las más diversas escalas (desde la global hasta la comunitaria local) que, derivadas de la maduración y puestas en práctica de las ideas y propuestas formuladas en el Programa 21 (mejor conocido como Agenda 21) desde la famosa Cumbre de la Tierra en Río, en 1992, reclaman un sentido mayor de responsabilidad en el tratamiento y la divulgación de estas enseñanzas hacia las cuales deben apuntar nuestras orientaciones direccionadas a los públicos a los cuales debemos servir: es el tema de la sustentabilidad.
Una inquietud nos embarga en estos momentos cuando el país se ve sometido a las peores condiciones de existencia, por lo menos en los años que me ha correspondido vivir, donde el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos es progresivo y donde el imperio de la ilegalidad impone un retroceso en todos los órdenes del desarrollo de una manera peligrosa y por lo tanto muy preocupante, donde el ambiente no escapa de tal situación.
Es por ello que, en mi condición de periodista considero obligatorio mantener una trinchera para la defensa del ambiente y de los recursos naturales, así como contribuir a promover todas las iniciativas encaminadas a alcanzar la sostenibilidad ambiental del país que en términos de mayor alcance nos lleve a la propia sustentabilidad planetaria.
Me permito, en esta oportunidad de lo que considero el reencuentro con mi gente, dar a conocer un ensayo que presenté para cumplir con uno de los requisitos de fin de curso, en el cual participé recientemente, del Diplomado: tópicos de la ecología, ambiente y sustentabilidad, organizado por la Universidad Católica Andrés Bello, bajo el patrocinio de la Fundación Konrad Adenauer, que agrego a continuación.
La divulgación ambiental en Venezuela:
pasado, presente y el futuro deseado
Gilberto Carreño / participante
Cuando observamos las grandes movilizaciones que escenifican innumerables grupos de ciudadanos de todo el mundo en los lugares donde tienen lugar las grandes cumbres sobre el ambiente global, entendemos que algo importante está ocurriendo en la opinión pública de todos los países: la concienciación sobre la suerte del planeta está creciendo, pese a las drásticas limitaciones de publicaciones impresas donde se han reducido los espacios informativos, al igual que las especializadas, en los diversos temas que forman parte de la literatura ambiental.
Cuando observamos las grandes movilizaciones que escenifican innumerables grupos de ciudadanos de todo el mundo en los lugares donde tienen lugar las grandes cumbres sobre el ambiente global, entendemos que algo importante está ocurriendo en la opinión pública de todos los países: la concienciación sobre la suerte del planeta está creciendo, pese a las drásticas limitaciones de publicaciones impresas donde se han reducido los espacios informativos, al igual que las especializadas, en los diversos temas que forman parte de la literatura ambiental.
¿Cuál
pudiera ser la explicación sobre este fenómeno que palpamos, especialmente
cuando la convocatoria está referida al tema puntual del cambio climático? No
es difícil dar respuesta a esta interrogante, pues a la vista de todos está el
progreso de los medios masivos de divulgación que se apoyan en las modernas
tecnologías comunicacionales, y a través de las cuales se pone en evidencia la
preocupación de la humanidad en torno al problema ambiental que más llama su
atención actualmente, producto de la globalización de la información. En este fenómeno, consideramos que está presente lo que podemos visualizar como
el futuro de la divulgación ambiental, y lo que más importa ahora es asumir y agregar contenidos a estas nuevas
bases tecnológicas.
Por
tales razones, considerando el papel que está llamado a representar la comunicación
social como vehículo educacional y promotor de la participación colectiva en el
ejercicio de las libertades, necesarias para impulsar los ejes fundamentales
(social, ecológico, cultural y político) que posibilitan el desarrollo sustentable, formulo
mi propuesta de ensayo, haciendo uso dentro de él de un breve relato, basado en
mi experiencia personal en las áreas de la comunicación colectiva, la docencia
y la gerencia ambiental, lo cual podrá permitir
ubicarnos en el contexto general de lo vivido, y especialmente de lo que
aspiramos vivir, en materia de divulgación ambiental.
Confrontación de enfoques
Venezuela,
como la mayor parte de los países, se incorporó a esa onda expansiva que avanzó
por todo el mundo desde los momentos cuando la efervescencia ambientalista
posibilitó que juntos, comunidad científica internacional, dirigencia política y grupos de la sociedad
civil, volvieran la cara hacia problemas que desde muchos años atrás estaban
afectando al planeta y la calidad de vida en él, para iniciar la búsqueda de
soluciones que permitan detener el deterioro ambiental y marchar hacia lo que hoy está definido como Desarrollo Sustentable.
Ha sido
un proceso el cual trataré de abordar en el breve espacio que nos corresponde utilizar,
para plantear seguidamente como aspecto fundamental la necesidad de valernos de
las herramientas que nos ofrecen las modernas tecnologías, pero apoyados en la
madurada experiencia de quienes a lo largo de todos estos años transcurridos
desde la década de los 70 nos podrán permitir una mayor eficacia y eficiencia
en la divulgación de la temática ambiental.
Conviene,
antes de iniciar el recuento mencionado, destacar que una de las mayores
preocupaciones de quienes se vinculan a la
temática ambiental, es observar la forma como ejercen muchos comunicadores y
medios el tratamiento de la información relacionada con el ambiente. Debemos,
en tal sentido, tener presente en primer lugar, que toda la información que se
genera en nuestras sociedades, sobre su forma de vivir, de agrupamiento, de
producir y consumir los bienes y servicios que requiere para su subsistencia y
el trato que dispensa a su entorno natural y físico, tienen que ver con el
ambiente, como marco general dentro del
cual se desenvuelve la vida humana y la de los otros seres que con él lo
comparten.
Sin
embargo, la tendencia predominante en los medios de comunicación masiva ha
venido siendo la de abordar el tema ambiental en el área o categoría de suceso, por tanto dentro de esta concepción, el deslizamiento de un terreno con pérdida de
vidas y bienes, los efectos de un fenómeno natural, un derrame de productos
químicos o petroleros, la contaminación de un cuerpo de agua por invasión de elementos
extraños, suelen ser tratados en estos como acontecimientos, en cuyo
tratamiento se siguen los tradicionales patrones de entender el hecho noticioso, el cual se limita a
responder las preguntas clásicas del ¿qué pasó , ¿quién se involucra? ¿cómo
sucedió? ¿cuándo? y ¿dónde? De allí que
luego de pasar su momento estelar,
desaparezcan de los medios que la explotaron como noticia que vende lo espectacular. Cabe preguntarnos en esta
ocasión, en relación con hechos puntuales que en su momento conmocionaron la
opinión pública nacional: ¿fueron recuperados los daños causados por el derrame
de petróleo que afectó la cuenca del río Guarapiche, en 2012? ¿Fue restablecida
la relación hombre-ambiente en torno al complejo de Amuay después de la
explosión de 2013? ¿Qué procedimientos científicos fueron empleados? Las
respuestas a ambas interrogantes son obvias: la gran mayoría de los venezolanos
no lo saben.
Por
tales razones, tomando en cuenta que el término ambiente está directamente relacionado con la vida del
planeta y del hombre y demás seres
vivientes como huéspedes de él, la importancia de los temas divulgados sobre su
desenvolvimiento, causas y consecuencias de su afectación, deben ser abordados
desde una perspectiva eminentemente científica.
De acuerdo con la opinión del periodista Luis Anibal Gómez, presidente
del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela, de 1990 a 1996, el
periodismo científico “Debe ocuparse con suficiencia de las ciencias
primigenias derivadas de la naturaleza, pero también de las derivadas de la
naturaleza del hombre (ciencias sociales), especialmente en un país como
Venezuela” (Periodismo Científico,
materiales de opinión, 1994)
La
información ambiental, como debemos concebirla, no se conforma solo con el
hecho en sí, sino que va más allá, más apegada a la tendencia mundial que en la
década de los sesenta se institucionalizó como Nuevo Periodismo, y la cual se basó, simplemente, en la
profundización y reflexión sobre el hecho noticioso: nos importa ahondar en el
¿por qué sucedió? ¿cuáles serán las consecuencias? y ¿cómo se restablecerán los
daños causados? Afortunadamente, en esta
dirección se han alineado en Venezuela quienes
a través de distintos medios abiertos a esta tendencia han tenido la oportunidad
de ejercer la comunicación ambiental de manera organizada y sistemática.
Auge y desaceleración comunicacional
Imbuida una gran porción de
venezolanos en esa toma de conciencia global sobre los problemas que se
comenzaban a conocer y divulgar en todo el mundo, desde fines de los años 60 y
principios de los 70, que en Venezuela
motivó el nacimiento de una amplia legislación iniciada con la promulgación
de
la Ley Orgánica del Ambiente, en 1976, a lo que le siguió la creación del
Ministerio del Ambiente, en 1977, y la
incorporación de carreras vinculadas a las ciencias del Ambiente y la Ecología
en las universidades de todo el país, junto con la proliferación de
organizaciones no gubernamentales cuyo antecedente más remotos lo ubicamos en
1957 con la constitución de la Fundación
de Ciencias Naturales La Salle, podemos decir que se da inicio en esta nación a
la divulgación sistematizada de la información ambiental a través de los medios
de comunicación colectiva, que completan ese marco cívico-institucional en la
tarea de la concientización y concienciación en torno a los aspectos
involucrados en la propagación de los conocimientos e ideas para crear un nuevo
orden en la relación hombre-naturaleza.
Como testigos de una etapa que
abarcó a la década de los ochenta y un poco más, pueden recordar los venezolanos
que la vivieron, la activa participación
de comunicadores sociales y medios en la divulgación de la temática ambiental
en el país, a través de diarios de circulación nacional, así como de las revistas
especializadas de un inmenso auge en esa
ápoca, entre los periodistas: Asdrúbal Barrios, en El Nacional; Marinela
Hernández, Ultimas Noticias; Doris Seguí, Diario de Caracas; María Teresa
Gutiérrez, Venezolana de Televisión; Luis Cova y Marcos Tirado, Ministerio del
Ambiente; y pudimos, como integrante del grupo desde el diario El Universal, participar en procesos formativos que nos
llevaron a conocer distintos aspectos sobre gestión del
ambiente y los recursos
naturales, a través
de cursos, talleres, simposios y otras tantas
actividades formativas a las que fuimos invitados por instituciones
oficiales, como el Ministerio del Ambiente,
Inparques y Petróleos de Venezuela (Pdvsa); así como por organizaciones no gubernamentales,
entre ellas Fudena, Fundación y Sociedad
de Ciencias Naturales La Salle y
la Fundación Bioma,
entre las más activas
para entonces.
Marisela Salvatierra y Arístides Bastidas, destacan entre los periodistas que mayores esfuerzos han le debemos los comunicadores sociales la creación
e impulso del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela (CPCV). Marisela
Salvatierra fue además, creadora del Capítulo Ambiental del CPCV, a través del
cual desplegó la ardua tarea de crear núcleos de divulgación ambiental en varias
capitales de Estados del país.
desplegado en el país en
la divulgación de la ciencia y la tecnología. Ambos figuran como los únicos
venezolanos que han logrado alcanzar el prestigioso Premio Kalinga, en el área
de la comunicación social, el cual otorga la Unesco para reconocer la actividad
desarrollada por profesionales en distintas disciplinas vinculadas a la ciencia
y la tecnología. Arístides lo obtuvo en 1980, Marisela en el 2002. También a
ambos, con cuya presencia física no contamos hoy día,
Entre
las revistas que marcaron un hito en la historia contemporánea del periodismo
ambiental en Venezuela, destacan Natura,
con énfasis en temas ecológicos, dirigida por el extinto Jesús Hoyos Fernández,
y como botánico publicó alrededor de 15 libros relacionados con la vegetación
y, de manera especial, sobre flora urbana. El Hermano Hoyos, como era
ampliamente conocido, fue director de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Fundador y primer
Presidente de la Asociación Venezolana de Palmas (AVEPALMAS). En 1967 fue galardonado con el Premio Nacional de
Conservación Enrique Tejera, que otorga la Sociedad Amigos del Árbol
(Sadarbol).
Comunicadores de la época, desarrollaron iniciativas
empresariales vinculadas a la divulgación ambiental. Una de ellas estuvo
encabezada por el periodista Luis Fernández, quien logró reunir en su equipo a
un grupo de destacados periodistas y gente de ciencias, en la que se conoció
como revista Ámbito, de una
excelente calidad gráfica y de
contenidos. Y una de las que cierra el
ciclo, Soluciones Ambientales,
editada por el periodista Miguel Mata, se dio a conocer en 1998 y se mantuvo
hasta mediados de 1999.
En el área corporativa es digno destacar la función
divulgativa ambiental cumplida por las distintas filiales de Pdvsa, entre ellas
Lagoven, que por muchos años sostuvo su Carta Ecológica, publicación a
través del cual periodistas y gente de
las ciencias relacionadas con el ambiente, tuvieron un medio de divulgación a
través del cual se daban a conocer variados aspectos sobre el manejo de los
recursos naturales, áreas protegidas y gestión ambiental en general, entre
otros; Corpovoz, de Corpoven, operadora
que también desarrolló una de las series más impactantes en lo que se refiere a
la descripción de los diferentes escenarios naturales y costumbres del país,
bajo el título de Venezuela Tierra
Mágica; y Tópicos Maraven, correspondiente a la operadora que llevaba su
nombre. Fueron muchos los tipos de
publicaciones sobre temas específicos editados por las operadoras de Pdvsa,
donde destacaron las de la filial Palmaven, con una amplia folletería
especialmente dirigida a promocionar variadas técnicas de cultivos ecológicos;
así como la Serie de Estudios
Regionales, Sistemas Ambientales Venezolanos, un valioso documento que
retrata las características más resaltantes de la ecología venezolana de su
época en todas sus regiones, publicada por Maraven.
Entre otras revistas del área corporativa, recordamos
también: Ambiente, del Ministerio
del Ambiente y los Recursos Naturales (Marn); Correo del Orinoco, del Programa Orinoco-Apure del Marnr; Fospuca, de la operadora privada de
aseo urbano del mismo nombre; Venezuela
Ecológica, del Instituto Venezolano
de Ecología; Seforfen, del Servicio
Autónomo Forestal Venezolano, y La
Zaranda, del Instituto Municipal de Aseo Urbano (IMAU).
Igualmente,
en el ámbito gremial destacan Ciencia al
Día, publicación del Círculo de Periodismo Revista Forestal, de la
Asociación de Peritos Forestales de Venezuela; La Era Ecológica, de la Fundación Era Ecológica; Tierra y Hombre, de Fedeagro; y entre
otras, Recursos, de Sociedad
Venezolana de Ingenieros Forestales, Seccional Mérida.
Científico de Venezuela (CPCV),
fundada en 1982, que logró la incorporación de divulgadores de las ciencias
ambientales en sus diferentes ramas, además de comunicadores sociales y
docentes;
Puede
afirmarse que, en su momento, el grupo
de comunicadores sociales y demás profesionales de alguna manera involucrados
en las distintas áreas de la enseñanza relacionados con los temas de la
naturaleza y el hombre, especialmente docentes,
mantuvieron a lo largo de esa etapa que bien podemos ubicar entre fines
de los años 60 y fines de los 90, una actividad divulgativa aceptable y apoyada
por la infinidad de medios impresos a su alcance. Cabe resaltar en este aspecto
el papel que jugaron, en el conocimiento de los comunicadores de la época
relacionado con las teorías básicas para
el tratamiento de la temática ambiental, entes públicos como Pdvsa y el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicit), entre otras, así como instituciones
de educación superior que llegaron a crear cátedras de Periodismo Científico
que incluyeron el tema ambiental, entre ellas la Universidad Central de
Venezuela, Universidad Católica Andrés
Bello, Universidad del Zulia y Universidad de los Andes; ONG como Fudena,
Fundación de Ciencias Naturales La Salle y Bioma. Fue en esta época una filial
de Pdvsa, la única encargada de reconocer la actividad comunicacional en
materia ambiental, a través de su Premio Maraven de Periodismo sobre
Conservación, que otorgaba cada año en tres categorías.
Sin
embargo, desde inicios del nuevo siglo, tres hechos son visibles en la
desaceleración y reducción a sus mínimos espacios en lo que concierne a la
divulgación de la temática ambiental en los medios tradicionales: por una
parte, la pérdida del carácter continuo o sistemático de la información
ambiental en los diarios, así como la reducción del número de páginas por
efectos de la contracción económica que comenzaron a acusar desde 1998 y que se
acentuaría posteriormente con las dificultades para disponer de los insumos
requeridos en la industria de la comunicación impresa; por otra, la reducción
hasta la eliminación de las revistas impresas privadas y corporativas,
relacionadas también con la disminución de la capacidad de financiamiento de la
actividad; y en tercer lugar, los nuevos escenarios que comenzó a abrir la
cibernética desde fines de los años 90, con la incorporación de las páginas web
basadas en las nuevas tecnologías de las comunicaciones. Es decir, se cerraban
unos medios tradicionales y se abrían nuevas modalidades con características
que abordaremos en adelante.
No
obstante la abundancia de información relacionada con problemas ambientales,
por situaciones puntuales como la
tragedia de Vargas en 1999 y la aparición de la Lemna Sp., en el Lago de
Maracaibo en el 2004, percibimos que la primera década del presente siglo
evidenció un notable decrecimiento en la actividad de la producción de
materiales relacionados con los temas que nos ocupan. En la década actual,
destaca la estación televisora Globovisión, con sus microprogramas Ecoprácticas, conducido por el
periodista Fernando Jauregui; “Los
cuentos de mi tierra”, por Érika Paz, y hasta hace poco “Se habla verde”, tips ambientales con
la locutora y publicista Karem Biton. En el área de impreso, no existe una
regularidad en las publicaciones ambientales, entre las pocas que detectamos
podemos mencionar, las páginas semanales de las periodistas Heidy Ramírez, en
el diario Economía y Negocios, y
Alba Marina Gutiérrez, en Quinto Día. En cuanto a las páginas informativas y de
opinión comerciales de la web, la incorporación de informaciones son originadas
de agencias internacionales de noticias o simplemente copiadas de páginas
ambientales de otros países; mientras mantienen una actividad divulgativa
constante, a través de sus blogs, los periodistas Daniel Marcano, Ecoscopio, http://ecoscopioweb.blogspot.com/2014/07/premio-odebrecht-para-el-desarrollo.html
; Marcial Barrios, http://elcomunicadorambiental.blogspot.com/p/curriculum.html y, entre otros, Karla Rodríguez Beherens,
Periodista Ambiental, http://periodismoambientalvenezuela.blogspot.com. De igual manera existe una amplia fuente
de consulta sobre distintos temas en las páginas de las principales ONG
ambientales del país.
Nuevas tecnologías y replanteo
Con la aparición del cúmulo de facilidades que brinda Internet se inició una importante etapa en lo que a divulgación de información ambiental y ecológica se refiere y, de hecho, sus innovadoras características permiten un alcance mayor, principalmente para la movilización de públicos, por las facilidades que la gran red ofrece en comparación con los medios tradicionales, y entre las que podemos citar las siguientes:su instantaneidad; disponibilidad de espacios (blog y páginas) para el alojamiento de publicaciones tipo revista o diarios digitales, sin mayores limites en la extensión de los textos; posibilidades de utilización de los más variados recursos ilustrativos (fotografías, cuadros estadísticos y demás complementos) en las publicaciones; fácil manejo y versatilidad para la edición y reedición de los contenidos; disponibilidad de mecanismos, especialmente redes informativas como Twitter y sociales como Facebook, entre otras, para la promoción de los sitios donde se alojan los respectivos contenidos.
Con la aparición del cúmulo de facilidades que brinda Internet se inició una importante etapa en lo que a divulgación de información ambiental y ecológica se refiere y, de hecho, sus innovadoras características permiten un alcance mayor, principalmente para la movilización de públicos, por las facilidades que la gran red ofrece en comparación con los medios tradicionales, y entre las que podemos citar las siguientes:su instantaneidad; disponibilidad de espacios (blog y páginas) para el alojamiento de publicaciones tipo revista o diarios digitales, sin mayores limites en la extensión de los textos; posibilidades de utilización de los más variados recursos ilustrativos (fotografías, cuadros estadísticos y demás complementos) en las publicaciones; fácil manejo y versatilidad para la edición y reedición de los contenidos; disponibilidad de mecanismos, especialmente redes informativas como Twitter y sociales como Facebook, entre otras, para la promoción de los sitios donde se alojan los respectivos contenidos.
Tal situación plantea, sin embargo, algunas consideraciones que estimamos conveniente tener muy presente. Si observamos en Internet, es infinitamente amplio el espectro informativo sobre los distintos temas que conforman las materias del ambiente y la ecología, y en la mayoría de ellas puede observarse que no son precisamente editadas por profesionales de la comunicación colectiva ni especialistas en los temas que abordan.
No obstante, debemos aceptar que es buena la intención, pero deficientes las formas y los contenidos; asimismo, que en el curso de los últimos años se ha evidenciado todo un proceso de conformación de enseñanzas y consolidación de los conceptos relacionados con el ambiente y la ecología, así como una gestión ambiental aplicada a las más diversas escalas (desde la global hasta la comunitaria local) que, derivadas de la maduración y puestas en práctica de las ideas y propuestas formuladas en el Programa 21 (mejor conocido como Agenda 21) desde la famosa Cumbre de la Tierra en Río, en 1992, reclaman un sentido mayor de responsabilidad en el tratamiento y la divulgación de estas enseñanzas hacia las cuales deben apuntar nuestras orientaciones direccionadas a los públicos a los cuales debemos servir: es el tema de la sustentabilidad.
La comunicación ambiental deseada para el
presente y futuro
Cuando
nos involucramos en las tareas de la divulgación ambiental, asumimos como fue
indicado al principio que se trata de una actividad de carácter científico,
tanto por su esencia como por sus métodos, ya que debe dar prioridad a la
investigación, comprobación de los hechos y seguimiento en función de velar
porque las consecuencias de un determinado impacto, cuando se tratara de una
afectación, sea resuelta en el plazo más conveniente, aplicando los criterios
de espacio-temporalidad, que permitan minimizar la huella ecológica generada. De igual manera, deben ser fijados los
objetivos de la comunicación ambiental, y entre ellos identificamos los de: informar u orientar, alertar, denunciar, educar; todo lo cual conlleva, no
solo a la concientización, que concebimos como un proceso de conocimiento
(pasivo), sino a la concienciación
(activo), que implica formar parte de la solución.
Conviene
antes de formular la propuesta, motivo de este ensayo, en relación con la metodología a seguir en el
ejercicio de la comunicación ambiental deseada, encaminada a promover el
desarrollo sustentable en Venezuela y el resto del mundo, citar una frase que,
aunque expresada en la citada obra del presidente del CPCV , Luis Moreno Gómez,
en 1994 (Periodismo Científico, materiales de opinión), podemos considerar un
pensamiento vigente en relación con lo que hoy se aspira: “Inteligentemente, el
periodismo científico debe abordar con igual intensidad los problemas que
plantea el medio ambiente maltratado por el hombre en su proceso de
industrialización y urbanización, creando polos de desertización adicionales a
los ya existentes por milenios. La promoción de la arborización hasta en
lugares donde existen bosques es un deber ineludible y la amplia difusión
acerca del modo conservacionista de plantas, cualquiera sea su tipo, de toda la
vida vegetal y animal silvestre, es tema para todos los días tener algo nuevo
que contar”
De esta manera y acogiendo el
concepto que sintetiza la idea del desarrollo sustentable, expuesto
inicialmente por la primera ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland, en el informe de la Comisión Mundial sobre
Medio Ambiente y Desarrollo, aprobado como principio fundamental de la
Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro,
06/1992), podemos considerarlo como punto de partida para el desarrollo de
cualquier actividad comunicacional que apunte al planteamiento de temas
encaminados al armónico desenvolvimiento de la especie humana en su relación
con su hábitat inmediato y del propio planeta. Se trata, de acuerdo con el
citado principio de “Satisfacer las
necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de
las del futuro para atender sus propias necesidades”
Para
una mayor comprensión del concepto de sustentabilidad propuesto, será necesario
insistir en lo que constituye la base del conocimiento sobre ambiente y
ecología, así como las diferencias existentes entre desarrollo y desarrollo
sustentable; donde el término ambiente
debe ser concebido como un todo, integrado por dos componentes fundamentales:
naturaleza y obra del hombre, cada uno regido por su propia dinámica y leyes; el desarrollo como movimiento
ascendente de todo el sistema social en procura de la satisfacción de sus
necesidades fundamentales y del bienestar colectivo; y el desarrollo sustentable, en cuya definición eminentemente ecológica
ya expresada, debe ser entendida como “la capacidad del planeta para albergar
la vida biológica indefinidamente, esto es, sin deterioro de las condiciones
para alcanzar tal fin” (Arnaldo José Gabaldón, Desarrollo Sustentable, la salida de América Latina / 2006)
Con las
orientaciones ya expresadas, podemos enfocar las tareas de la divulgación
ambiental hacia los objetivos antes mencionados, mediante la adecuada
utilización de los diversos géneros informativos (especialmente la reseña y la
noticia), interpretativos (reportaje y crónica), y de opinión (editorial,
artículos, columnas, caricaturas):
·
informar,
que lleva implícita la idea de orientar, sobre los hechos locales que nos ponen
en cuenta sobre el desenvolvimiento de la vida en los distintos grupos sociales
en los hábitats que ocupan, con énfasis en la relación de los seres vivientes
con su entorno. Podemos concebir como información ambiental, toda aquellas que
abordan aspectos como las condiciones de vida que soporta una comunidad
determinada por la falta de servicios básicos (agua potable, disposición de
aguas servidas, recolección de desechos sólidos, acceso a la salud y a la
alimentación, entre otras); las formas de relacionarse una comunidad con el
medio físico que habita, su dependencia y utilización de los recursos naturales
disponibles, y estilos de vida en general donde se incluyen sus hábitos de
consumo de alimentos, energía y de transportación, así como de las actividades
culturales y económicas que comparten; de igual manera, podemos incluir las
informaciones referidas a las características de un determinado paisaje no
intervenido por la mano del hombre y el desenvolvimiento de los elementos
natural que en él interactúan. Dentro
de esta aspecto,
debemos igualmente considerar la
importancia que tiene el ejercicio del periodismo ambiental
en el sentido de dar
a conocer los
avances tecnológicos y
distintos usos puestos en práctica en otros países; y
que muchas veces
no se aplican
en el nuestro por el simple desconocimiento de su
existencia por parte de quienes tienen en sus manos la decisión política
y administrativa de recurrir a ellos.
Esto ocurre particularmente en relación con el tratamiento de conflictos
ambientales que plantean, entre otros, el de la creciente producción de basura
en todo el mundo, incluyendo a Venezuela. La información sobre ingeniosas y muy
productivas tecnologías aplicadas
especialmente en países
desarrollados, no terminan de llegarle
a quienes tienen
la responsabilidad de la gestión ambiental en el país. De igual manera,
será necesario insistir en lo que constituye una necesidad y un reclamo del desarrollo sustentable, como es el de
“promover cambios en las tecnologías empleadas por el aparato productiva en los
diferentes sectores de la economía, agricultura, minería, industria, energía,
transporte y comercio, etc” (Gabaldón
2006) que el autor enmarca en la exigencia de la innovación
tecnológica; y en ese sentido es mucho lo que puede aportar un comunicador
ambiental bien informado, por los medios disponibles, aplicado a su tarea.
·
alertar, ante situaciones que
evidencian riesgos para la salubridad de un determinado conglomerado. La
instalación y operación de ciertos tipos de industrias de naturaleza
contaminante, entre ellas las que procesan sustancias químicas y las
petroleras, conllevan a situaciones de impacto y degradación ambiental de las áreas
donde se desenvuelven, por lo que los medios deben constituirse en voceros de
la preocupación de las comunidades adyacentes para llamar la atención, tanto de las
autoridades ambientales de la región como de la propia comunidad científica,
con el fin de obtener de ellas un pronunciamiento y medidas que deberán ser
adoptadas en cada caso, para eliminar o minimizar los riesgos que del
funcionamiento de ellas puedan generarse. Son frecuentes en las comunidades
urbanas las movilizaciones vecinales relacionadas con la instalación de plantas
y construcción de obras generadoras de elementos (partículas en suspensión)
contaminantes del espacio físico donde se asientan. Casos recientes podemos
encontrar en las protestas ampliamente divulgadas especialmente a través de
medios digitalizados, relacionados con las obras vinculadas con la Misión
Vivienda que se llevan a cabo en La Carlota, así como las de ampliación de las
líneas del sistema de transportación masiva del Metro de Caracas que afectan un
sector de la avenida Francisco de Miranda, frente a la Estación que lleva el
mismo nombre;
·
denunciar, viene a constituir uno de los aspectos más espinosos en el desempeño
de la divulgación
ambiental, especialmente por el poder que puedan ejercer los involucrados
en un daño causado al ambiente. Resulta, por ejemplo, muy riesgosa para el
comunicador la denuncia sobre explotación furtiva de minerales preciosos y la
extracción de madera, como se ha alertado en relación con la numerosa presencia
de los llamados garimpeiros en la región del Amazonas, cuando se involucre a funcionarios del propio Estado,
como ocurre frecuentemente. Las situaciones más comunes de violación de las
normativas ambientales destinadas a la protección de recursos naturales, ocurren
en zonas de difícil acceso para quienes se dispongan hacer uso de la libertad
de información contenida en la propia Constitución de la República; pero
generalmente en esta función no se suele contar con la logística que se
requeriría de los propios medios de comunicación, como tampoco de los organismos
gubernamentales a quienes correspondería prestar el debido apoyo para que la
denuncia se haga efectiva. Se trata pues de una tarea que, generalmente, el
comunicador asume a su propio riesgo y cuenta;
·
educación, como tarea implícita en todo
proceso comunicacional dirigido al consumo del gran público que, en este caso,
requiere de una información que lo haga partícipe del conocimiento y valoración
del capital natural disponible para su
adecuado aprovechamiento y cuido, dentro de las normas que impone la propia
ética intergeneracional que envuelve el concepto de la sustentabilidad. Podemos
concebir el aspecto de la educación, como el elemento motor de ese fin último
al que se aspira con la comunicación ambiental, como es la formación de una
conciencia ambiental que responda a las necesidades de un verdadero desarrollo
sustentable. En este sentido, es preciso señalar la importancia que le asigna
el Programa 21 surgido de la Cumbre para la Tierra en su sección referida a los
Medios para la puesta en práctica de
los acuerdos de Río de Janeiro (1992) “Muchas personas no comprenden cuán
estrechos son los vínculos entre las actividades humanas y el medio ambiente
porque carecen de información acertada suficiente. Será necesario intensificar
la toma de conciencia del público y su participación en la búsqueda de
soluciones para los problemas ambientales y de desarrollo. Mediante la
enseñanza se puede fomentar la concienciación ética y ecológica, así como los
valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para alcanzar el
desarrollo sostenible. Con este fin, la instrucción, además del contexto físico
y biológico deberá explicarse la realidad socioeconómico del desarrollo humano”
(Versión publicada por el Centro para Nuestro Futuro Común-Texto de Michael
Keating-1993).
Es
necesario insistir, en relación con el
papel que deben jugar los comunicadores y medios en el aspecto educacional que
los vincula con el público, en la función de promover las siguientes
consideraciones incluidas en el título del mencionado acuerdo, tales como:
·
velar porque todas las personas, sea cual fuese su edad, tengan acceso
a la instrucción sobre cuestiones ambientales y de desarrollo;
·
incorporar en los programas de enseñanza nociones de medio ambiente y
desarrollo incluidas cuestiones demográficas y análisis de las causas de los
principales problemas, dedicándose particular énfasis a la formación de
responsables de la adopción de decisiones;
·
favorecer la participación de escolares en proyectos locales y
regionales de instrucción sobre la salubridad del medio ambiente en los que se
trate, entre otros, del agua salubre, el saneamiento, los alimentos y las
consecuencias económicas y ambientales de la utilización de recursos.
Si
observamos el panorama que nos muestra la diversidad de recursos disponibles en
la actualidad en función de la formación no formal de la temática ambiental,
así como de los medios de comunicación disponibles, encontramos que son muy
esporádicas las actividades encaminadas al conocimiento de las realidades en
los campos del ambiente, la ecología y la sustentabilidad deseada. Podríamos
decir que ellas se reducen a las que, muy limitadamente realizan algunas ONG,
entre ellas la Fundación Vitalis, al tratamiento de temas a través de foros
vinculados a fechas conmemorativas, especialmente de la Tierra y del Ambiente;
o las movilizaciones que anualmente motoriza Fudena, con el Día de las Playas.
Mientras que entre las actividades destinadas a proporcionar herramientas a los
comunicadores sociales para su desempeño en las áreas del ambiente, se limitan,
entre otras que realmente desconocemos,
al Diplomado iniciado hace alrededor de tres años por la activa
comunicadora ambientalista María Eugenia Gil Beroes, dirigido especialmente a
periodistas. María Eugenia también dicta
un curso electivo sobre Periodismo
Ambiental en la Universidad Central de Venezuela. Y en lo que corresponde
al autor del presente ensayo, iniciamos hace cinco año en la Escuela de
Comunicación Social de la Universidad Santa María, también un curso electivo
sobre Comunicación Ambiental, que
recibe un promedio anual de 300 alumnos correspondientes a los últimas
semestres en la distintas disciplinas de la carrera (Impreso, Audiovisual y
Corporativo).
Y aunque, la situación se pueda presentar con iguales
características en otros países, lo cierto es que de alguna manera, y pese a
todas las dificultades hoy presentes, el mensaje ambiental está llegando a la
población de todo el mundo, especialmente por efecto de la globalización de la
información, con Internet como vehículo, principalmente con páginas
especializadas y blogs que llegan a multitudes. En Venezuela, destacan entre
otras las de las ONG conservacionistas,
cuyas puertas siempre están
abiertas para atender consultas, como: Vitalis, Fundación Tierra Viva,
Fundación Aguaclara, Fundación La Tortuga, Fundación La Salle de Ciencias Naturales y la Fundación Científica Los Roques. Para
consultas relacionadas con la gestión que realizan instituciones
gubernamentales, se ofrecen principalmente
las páginas del
Ministerio del Poder
Popular para el
Ambiente (MPPA), Instituto
Nacional de Parques (Inparques), Guardia Nacional Bolivariana.
Podría atribuirse a la efectividad divulgativa de estas
nuevas formas de comunicación, la amplísima presencia de público,
ambientalistas de todo el mundo que concurren a las ciudades donde se
materializan las diversas citas intergubernamentales convocadas por el Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente –Pnuma– para tratar sobre
acuerdos relacionados, entre otros, con el Cambio Climático Global. Copenhague, en diciembre de 2009, demostró la
enorme preocupación mundial por el tema climático, al punto de que las representaciones
de las organizaciones rebasaron con creces, como sucede en cada una de estas
citas mundiales, la de los propios delegados oficiales, de por sí
numerosas. La de Cancún, así como la
Conferencia (2012) Río + 20, también contaron
con una masiva concurrencia de las ONG, aunque todas –de acuerdo a un criterio
generalizado– pasaron sin pena ni gloria por no aportar, los participantes
oficiales convocados por la ONU, mayores soluciones a los conflictos que
amenazan al ambiente planetario.
Cabe indicar, en relación con la presencia de estas
multitudes en cada cita mundial del ambiente, que además del evidente efecto de
la comunicación global en estas movilizaciones, esta importante participación
actúa como elemento de presión y observación directa de los pueblos del mundo
sobre las delegaciones oficiales de sus país, lo cual constituye un ejercicio
de democracia muy valedero para quienes aspiran resultados más terrestres
de sus representantes.
Conclusión
Como
conclusión podemos señalar que la comunicación ambiental deseada para el
presente y futuro es aquella que, basada en el adecuado aprovechamiento de las
nuevas tendencias de divulgación, se planteen tareas de mayor alcance, desde el
punto de vista del ampliado universo de receptores de los contenidos vertidos a
través de los medios que nos permiten los
modernos sistemas telecomunicacionales, así como de los criterios
madurados a través de los últimos años por los expertos en materia de ambiente,
ecología y sustentabilidad, para orientar al país con base en los enfoques que
permitan diferenciar entre el tipo de desarrollo hasta ahora conocido,
determinado por estándares de crecimiento y estilos de vida de producción y
consumo que generan el impacto que hoy evidencian entre otros problemas el
cambio climático global, por otro, el de desarrollo sustentable que, tal como
lo sostiene el doctor Gabaldón en su mencionada obra, tiene como objetivo
fundamental asegurar la vida en el
planeta.
Fuentes consultadas
Gabaldón, A.J
(2006) Desarrollo Sustentable: La Salida de América Latina, Grijalbo,
Caracas, capítulos 2 al 6.
KEATING, M. (1993)
Cumbre de la Tierra: Programa para el Cambio, Centro para Nuestro Futuro Común,
Geneva, Suiza.
Moreno Gómez, L.M
(1994) Periodismo Científico: Materiales de opinión, Lagoven S.A y Círculo de
Periodismo Científico de Venezuela (CPCV) Caracas.
Marcial Barrios, http://elcomunicadorambiental.blogspot.com/p/curriculum.html
Karla Rodríguez
Beherens, http://periodismoambientalvenezuela.blogspot.com