sábado, 27 de septiembre de 2014

Una invitación al reencuentro



Bienvenidos a este intento de reanudación de la comunicación con el amplio universo de personas comprometidas con la sostenibilidad ambiental de nuestras comunidades y país así como del propio planeta.
Razones relacionadas con mi escasa disponibilidad de tiempo para atender los compromisos formales que debe implicar la publicación de una página, y en este caso de un blog, en la web, me han obligado a apartarme de esta actividad. Sin embargo, aspiro que aun con las dificultades del todo no superadas, a partir de este momento realizaré mis mayores esfuerzos por generar contenidos y servir de puente para la comunicación de los grupos organizados e individualidades que tengan mensajes para transmitir al público, y que podrán ser útiles para quienes se incorporen o se encuentren incorporados al estudio formal del ambiente, la ecología y la sustentabilidad.
Las apremiantes necesidades del momento
Una inquietud nos embarga en estos momentos cuando el país se ve sometido a las peores condiciones de existencia, por lo menos en los años que me ha correspondido vivir, donde el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos es progresivo y donde el imperio de la ilegalidad impone un retroceso en todos los órdenes del desarrollo de una manera peligrosa y por lo tanto muy preocupante
, donde el ambiente no escapa de tal situación.

Es por ello que, en mi condición de periodista considero obligatorio mantener una trinchera para la defensa del ambiente y de los recursos naturales, así como contribuir a  promover todas las iniciativas encaminadas a alcanzar la sostenibilidad ambiental del país que en términos de mayor alcance nos lleve a la propia sustentabilidad planetaria.

Me permito, en esta oportunidad de lo que considero el reencuentro con mi gente, dar a conocer un ensayo que presenté para cumplir con uno de los requisitos de fin de curso, en el cual participé recientemente, del Diplomado: tópicos de la ecología, ambiente y sustentabilidad, organizado por la Universidad Católica Andrés Bello, bajo el patrocinio de la Fundación Konrad Adenauer, que agrego a continuación.





La divulgación ambiental en Venezuela:
pasado, presente y el futuro deseado

Gilberto Carreño / participante           
Cuando observamos las grandes movilizaciones que escenifican innumerables grupos de ciudadanos de todo el mundo en los lugares donde tienen lugar las grandes cumbres sobre el ambiente global, entendemos que algo importante está ocurriendo en la opinión pública de todos los países: la concienciación sobre la suerte del planeta está creciendo, pese a las drásticas limitaciones de publicaciones impresas donde se han reducido los espacios informativos,  al igual que las especializadas, en los diversos temas que forman parte de la literatura ambiental.

¿Cuál pudiera ser la explicación sobre este fenómeno que palpamos, especialmente cuando la convocatoria está referida al tema puntual del cambio climático? No es difícil dar respuesta a esta interrogante, pues a la vista de todos está el progreso de los medios masivos de divulgación que se apoyan en las modernas tecnologías comunicacionales, y a través de las cuales se pone en evidencia la preocupación de la humanidad en torno al problema ambiental que más llama su atención actualmente, producto de la globalización de la información.  En este fenómeno, consideramos que  está presente lo que podemos visualizar como el futuro de la divulgación ambiental, y lo que más importa ahora es  asumir y agregar contenidos a estas nuevas bases tecnológicas.

Por tales razones, considerando el papel que está llamado a representar la comunicación social como vehículo educacional y promotor de la participación colectiva en el ejercicio de las libertades, necesarias para impulsar los ejes fundamentales (social, ecológico, cultural y político)  que posibilitan el desarrollo sustentable, formulo mi propuesta de ensayo, haciendo uso dentro de él de un breve relato, basado en mi experiencia personal en las áreas de la comunicación colectiva, la docencia y la gerencia ambiental, lo cual  podrá permitir ubicarnos en el contexto general de lo vivido, y especialmente de lo que aspiramos vivir, en materia de divulgación ambiental.

Confrontación de enfoques
Venezuela, como la mayor parte de los países, se incorporó a esa onda expansiva que avanzó por todo el mundo desde los momentos cuando la efervescencia ambientalista posibilitó que juntos, comunidad científica internacional,  dirigencia política y grupos de la sociedad civil, volvieran la cara hacia problemas que desde muchos años atrás estaban afectando al planeta y la calidad de vida en él, para iniciar la búsqueda de soluciones que permitan detener el deterioro ambiental y marchar hacia  lo que hoy está definido como Desarrollo Sustentable.










Ha sido un proceso el cual trataré de abordar en el breve espacio que nos corresponde utilizar, para plantear seguidamente como aspecto fundamental la necesidad de valernos de las herramientas que nos ofrecen las modernas tecnologías, pero apoyados en la madurada experiencia de quienes a lo largo de todos estos años transcurridos desde la década de los 70 nos podrán permitir una mayor eficacia y eficiencia en la divulgación de la temática ambiental.

Conviene, antes de iniciar el recuento mencionado, destacar que una de las mayores preocupaciones de quienes se vinculan a la temática ambiental, es observar la forma como ejercen muchos comunicadores y medios el tratamiento de la información relacionada con el ambiente. Debemos, en tal sentido, tener presente en primer lugar, que toda la información que se genera en nuestras sociedades, sobre su forma de vivir, de agrupamiento, de producir y consumir los bienes y servicios que requiere para su subsistencia y el trato que dispensa a su entorno natural y físico, tienen que ver con el ambiente, como  marco general dentro del cual se desenvuelve la vida humana y la de los otros seres que con él lo comparten.

Sin embargo, la tendencia predominante en los medios de comunicación masiva ha venido siendo la de abordar el tema ambiental en el área o categoría de suceso, por tanto dentro de esta concepción,  el deslizamiento de un terreno con pérdida de vidas y bienes, los efectos de un fenómeno natural, un derrame de productos químicos o petroleros, la contaminación de un cuerpo de agua por invasión de elementos extraños, suelen ser tratados en estos como acontecimientos, en cuyo tratamiento se siguen los tradicionales patrones de entender el hecho noticioso, el cual se limita a responder las preguntas clásicas del ¿qué pasó , ¿quién se involucra? ¿cómo sucedió? ¿cuándo? y ¿dónde?  De allí que luego de pasar su momento estelar, desaparezcan de los medios que la explotaron como noticia que vende lo espectacular. Cabe preguntarnos en esta ocasión, en relación con hechos puntuales que en su momento conmocionaron la opinión pública nacional: ¿fueron recuperados los daños causados por el derrame de petróleo que afectó la cuenca del río Guarapiche, en 2012? ¿Fue restablecida la relación hombre-ambiente en torno al complejo de Amuay después de la explosión de 2013? ¿Qué procedimientos científicos fueron empleados? Las respuestas a ambas interrogantes son obvias: la gran mayoría de los venezolanos no lo saben.

Por tales razones, tomando en cuenta que el término ambiente  está directamente relacionado con la vida del planeta y del hombre  y demás seres vivientes como  huéspedes de él, la importancia de los temas divulgados sobre su desenvolvimiento, causas y consecuencias de su afectación, deben ser abordados desde una perspectiva eminentemente científica.  De acuerdo con la opinión del periodista Luis Anibal Gómez, presidente del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela, de 1990 a 1996, el periodismo científico “Debe ocuparse con suficiencia de las ciencias primigenias derivadas de la naturaleza, pero también de las derivadas de la naturaleza del hombre (ciencias sociales), especialmente en un país como Venezuela” (Periodismo Científico, materiales de opinión, 1994)

La información ambiental, como debemos concebirla, no se conforma solo con el hecho en sí, sino que va más allá, más apegada a la tendencia mundial que en la década de los sesenta se institucionalizó como Nuevo Periodismo, y la cual se basó, simplemente, en la profundización y reflexión sobre el hecho noticioso: nos importa ahondar en el ¿por qué sucedió? ¿cuáles serán las consecuencias? y ¿cómo se restablecerán los daños causados?  Afortunadamente, en esta dirección se han alineado  en Venezuela quienes a través de distintos medios abiertos a esta tendencia han tenido la oportunidad de ejercer la comunicación ambiental de manera organizada y sistemática.

Auge y desaceleración comunicacional
Imbuida una gran porción de venezolanos en esa toma de conciencia global sobre los problemas que se comenzaban a conocer y divulgar en todo el mundo, desde fines de los años 60 y principios de los 70,  que en Venezuela motivó el nacimiento de una amplia legislación iniciada con la promulgación
de la Ley Orgánica del Ambiente, en 1976, a lo que le siguió la creación del Ministerio del Ambiente, en 1977, y  la incorporación de carreras vinculadas a las ciencias del Ambiente y la Ecología en las universidades de todo el país, junto con la proliferación de organizaciones no gubernamentales cuyo antecedente más remotos lo ubicamos en 1957 con la constitución de la  Fundación de Ciencias Naturales La Salle, podemos decir que se da inicio en esta nación a la divulgación sistematizada de la información ambiental a través de los medios de comunicación colectiva, que completan ese marco cívico-institucional en la tarea de la concientización y concienciación en torno a los aspectos involucrados en la propagación de los conocimientos e ideas para crear un nuevo orden en la relación hombre-naturaleza.

Como testigos de una etapa que abarcó a la década de los ochenta y un poco más, pueden recordar los venezolanos que la vivieron,  la activa participación de comunicadores sociales y medios en la divulgación de la temática ambiental en el país, a través de diarios de circulación nacional, así como de las revistas especializadas  de un inmenso auge en esa ápoca, entre los periodistas: Asdrúbal Barrios, en El Nacional; Marinela Hernández, Ultimas Noticias; Doris Seguí, Diario de Caracas; María Teresa Gutiérrez, Venezolana de Televisión; Luis Cova y Marcos Tirado, Ministerio del Ambiente; y  pudimos,  como integrante del grupo desde   el   diario   El Universal,   participar en procesos formativos que  nos  llevaron a conocer distintos aspectos sobre gestión   del  ambiente  y los  recursos  naturales,  a  través  de  cursos,  talleres, simposios y otras tantas actividades  formativas  a las que fuimos invitados por instituciones oficiales, como el Ministerio del Ambiente,  Inparques  y  Petróleos de Venezuela (Pdvsa);  así como por organizaciones no gubernamentales, entre ellas  Fudena, Fundación y  Sociedad  de Ciencias  Naturales La Salle  y  la  Fundación  Bioma,  entre las  más  activas  para entonces.

Marisela Salvatierra y Arístides Bastidas, destacan entre los periodistas que mayores esfuerzos han  le debemos los comunicadores sociales la creación e impulso del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela (CPCV). Marisela Salvatierra fue además, creadora del Capítulo Ambiental del CPCV, a través del cual desplegó la ardua tarea de crear núcleos de divulgación ambiental en varias capitales de Estados del país.
desplegado en el país en la divulgación de la ciencia y la tecnología. Ambos figuran como los únicos venezolanos que han logrado alcanzar el prestigioso Premio Kalinga, en el área de la comunicación social, el cual otorga la Unesco para reconocer la actividad desarrollada por profesionales en distintas disciplinas vinculadas a la ciencia y la tecnología. Arístides lo obtuvo en 1980, Marisela en el 2002. También a ambos, con cuya presencia física no contamos hoy día,

Entre las revistas que marcaron un hito en la historia contemporánea del periodismo ambiental en Venezuela, destacan Natura, con énfasis en temas ecológicos, dirigida por el extinto Jesús Hoyos Fernández, y como botánico publicó alrededor de 15 libros relacionados con la vegetación y, de manera especial, sobre flora urbana. El Hermano Hoyos, como era ampliamente conocido, fue director de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Fundador y primer Presidente de la Asociación Venezolana de Palmas (AVEPALMAS). En 1967 fue galardonado con el Premio Nacional de Conservación Enrique Tejera, que otorga la Sociedad Amigos del Árbol (Sadarbol).

Comunicadores de la época, desarrollaron iniciativas empresariales vinculadas a la divulgación ambiental. Una de ellas estuvo encabezada por el periodista Luis Fernández, quien logró reunir en su equipo a un grupo de destacados periodistas y gente de ciencias, en la que se conoció como revista Ámbito, de una excelente calidad  gráfica y de contenidos.  Y una de las que cierra el ciclo, Soluciones Ambientales, editada por el periodista Miguel Mata, se dio a conocer en 1998 y se mantuvo hasta mediados de 1999.

En el área corporativa es digno destacar la función divulgativa ambiental cumplida por las distintas filiales de Pdvsa, entre ellas Lagoven, que por muchos años sostuvo su Carta Ecológica, publicación a través del cual  periodistas y gente de las ciencias relacionadas con el ambiente, tuvieron un medio de divulgación a través del cual se daban a conocer variados aspectos sobre el manejo de los recursos naturales, áreas protegidas y gestión ambiental en general, entre otros; Corpovoz, de Corpoven, operadora que también desarrolló una de las series más impactantes en lo que se refiere a la descripción de los diferentes escenarios naturales y costumbres del país, bajo el título de Venezuela Tierra Mágica; y Tópicos Maraven, correspondiente a la operadora que llevaba su nombre. Fueron muchos  los tipos de publicaciones sobre temas específicos editados por las operadoras de Pdvsa, donde destacaron las de la filial Palmaven, con una amplia folletería especialmente dirigida a promocionar variadas técnicas de cultivos ecológicos; así como la Serie de Estudios Regionales, Sistemas Ambientales Venezolanos, un valioso documento que retrata las características más resaltantes de la ecología venezolana de su época en todas sus regiones, publicada por Maraven.

Entre otras revistas del área corporativa, recordamos también: Ambiente, del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marn); Correo del Orinoco, del Programa Orinoco-Apure del Marnr; Fospuca, de la operadora privada de aseo urbano del mismo nombre; Venezuela Ecológica,  del Instituto Venezolano de Ecología; Seforfen, del Servicio Autónomo Forestal Venezolano, y La Zaranda, del Instituto Municipal de Aseo Urbano (IMAU).

Igualmente, en el ámbito gremial destacan Ciencia al Día, publicación del Círculo de Periodismo Revista Forestal, de la Asociación de Peritos Forestales de Venezuela; La Era Ecológica, de la Fundación Era Ecológica; Tierra y Hombre, de Fedeagro; y entre otras,  Recursos, de  Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, Seccional Mérida.
Científico de Venezuela (CPCV), fundada en 1982, que logró la incorporación de divulgadores de las ciencias ambientales en sus diferentes ramas, además de comunicadores sociales y docentes;

Puede afirmarse que, en su momento,  el grupo de comunicadores sociales y demás profesionales de alguna manera involucrados en las distintas áreas de la enseñanza relacionados con los temas de la naturaleza y el hombre, especialmente docentes,  mantuvieron a lo largo de esa etapa que bien podemos ubicar entre fines de los años 60 y fines de los 90, una actividad divulgativa aceptable y apoyada por la infinidad de medios impresos a su alcance. Cabe resaltar en este aspecto el papel que jugaron, en el conocimiento de los comunicadores de la época relacionado con las teorías básicas  para el tratamiento de la temática ambiental, entes públicos como Pdvsa y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicit), entre otras, así como instituciones de educación superior que llegaron a crear cátedras de Periodismo Científico que incluyeron el tema ambiental, entre ellas la Universidad Central de Venezuela, Universidad  Católica Andrés Bello, Universidad del Zulia y Universidad de los Andes; ONG como Fudena, Fundación de Ciencias Naturales La Salle y Bioma. Fue en esta época una filial de Pdvsa, la única encargada de reconocer la actividad comunicacional en materia ambiental, a través de su Premio Maraven de Periodismo sobre Conservación, que otorgaba cada año en tres categorías.  

Sin embargo, desde inicios del nuevo siglo, tres hechos son visibles en la desaceleración y reducción a sus mínimos espacios en lo que concierne a la divulgación de la temática ambiental en los medios tradicionales: por una parte, la pérdida del carácter continuo o sistemático de la información ambiental en los diarios, así como la reducción del número de páginas por efectos de la contracción económica que comenzaron a acusar desde 1998 y que se acentuaría posteriormente con las dificultades para disponer de los insumos requeridos en la industria de la comunicación impresa; por otra, la reducción hasta la eliminación de las revistas impresas privadas y corporativas, relacionadas también con la disminución de la capacidad de financiamiento de la actividad; y en tercer lugar, los nuevos escenarios que comenzó a abrir la cibernética desde fines de los años 90, con la incorporación de las páginas web basadas en las nuevas tecnologías de las comunicaciones. Es decir, se cerraban unos medios tradicionales y se abrían nuevas modalidades con características que abordaremos en adelante.

No obstante la abundancia de información relacionada con problemas ambientales, por situaciones puntuales como  la tragedia de Vargas en 1999 y la aparición de la Lemna Sp., en el Lago de Maracaibo en el 2004, percibimos que la primera década del presente siglo evidenció un notable decrecimiento en la actividad de la producción de materiales relacionados con los temas que nos ocupan. En la década actual, destaca la estación televisora Globovisión, con sus microprogramas Ecoprácticas, conducido por el periodista Fernando Jauregui; “Los cuentos de mi tierra”, por Érika Paz, y hasta hace poco “Se habla verde”, tips ambientales con la locutora y publicista Karem Biton. En el área de impreso, no existe una regularidad en las publicaciones ambientales, entre las pocas que detectamos podemos mencionar, las páginas semanales de las periodistas Heidy Ramírez, en el diario Economía y Negocios, y Alba Marina Gutiérrez, en Quinto Día. En cuanto a las páginas informativas y de opinión comerciales de la web, la incorporación de informaciones son originadas de agencias internacionales de noticias o simplemente copiadas de páginas ambientales de otros países; mientras mantienen una actividad divulgativa constante, a través de sus blogs, los periodistas  Daniel Marcano, Ecoscopio, http://ecoscopioweb.blogspot.com/2014/07/premio-odebrecht-para-el-desarrollo.html ; Marcial Barrios, http://elcomunicadorambiental.blogspot.com/p/curriculum.html y, entre otros, Karla Rodríguez Beherens, Periodista Ambiental, http://periodismoambientalvenezuela.blogspot.com. De igual manera existe una amplia fuente de consulta sobre distintos temas en las páginas de las principales ONG ambientales del país.

      Nuevas tecnologías y replanteo
Con la aparición del cúmulo de facilidades que brinda Internet se inició una importante etapa en lo que a divulgación de información ambiental y ecológica se refiere y, de hecho, sus innovadoras características permiten un alcance mayor, principalmente para la movilización de públicos,  por las facilidades que la gran red ofrece en comparación con los medios tradicionales, y entre las que podemos citar las siguientes:su instantaneidad; disponibilidad de espacios (blog y páginas) para  el alojamiento de publicaciones tipo revista o diarios digitales, sin mayores limites en la extensión de los textos; posibilidades de utilización de los más variados recursos ilustrativos (fotografías, cuadros estadísticos y demás complementos) en las publicaciones; fácil manejo y versatilidad para la edición y reedición de los contenidos; disponibilidad de mecanismos, especialmente redes informativas como Twitter y sociales como Facebook,  entre otras, para la promoción de los sitios donde se alojan los respectivos contenidos.

Tal situación plantea, sin embargo, algunas consideraciones  que estimamos conveniente tener muy presente. Si observamos en Internet, es infinitamente amplio el espectro informativo sobre los distintos temas que conforman las materias del ambiente y la ecología, y en la mayoría de ellas puede observarse que no son precisamente editadas por profesionales de la comunicación colectiva ni especialistas en los temas que abordan.

No obstante, debemos aceptar que es buena la intención, pero deficientes las formas y los contenidos; asimismo, que en el curso de los últimos años se ha evidenciado todo un proceso de conformación de enseñanzas y  consolidación de los conceptos relacionados con el ambiente y la ecología, así como una gestión ambiental aplicada a las más diversas escalas (desde la global hasta la comunitaria local) que, derivadas de la maduración y puestas en práctica de las ideas y propuestas formuladas en el Programa 21 (mejor conocido como Agenda 21) desde la famosa Cumbre de la Tierra en Río, en 1992,  reclaman un sentido mayor de responsabilidad en el tratamiento y la divulgación de estas enseñanzas hacia las cuales deben apuntar nuestras orientaciones direccionadas a los públicos a los cuales debemos servir: es el tema de la sustentabilidad.


La comunicación ambiental deseada para el presente y  futuro
Cuando nos involucramos en las tareas de la divulgación ambiental, asumimos como fue indicado al principio que se trata de una actividad de carácter científico, tanto por su esencia como por sus métodos, ya que debe dar prioridad a la investigación, comprobación de los hechos y seguimiento en función de velar porque las consecuencias de un determinado impacto, cuando se tratara de una afectación, sea resuelta en el plazo más conveniente, aplicando los criterios de espacio-temporalidad, que permitan minimizar la huella ecológica generada.  De igual manera, deben ser fijados los objetivos de la comunicación ambiental, y entre ellos identificamos los de: informar u orientar, alertar, denunciar, educar; todo lo cual conlleva, no solo a la concientización, que concebimos como un proceso de conocimiento (pasivo), sino a la concienciación (activo), que implica formar parte de la solución.

Conviene antes de formular la propuesta, motivo de este ensayo,  en relación con la metodología a seguir en el ejercicio de la comunicación ambiental deseada, encaminada a promover el desarrollo sustentable en Venezuela y el resto del mundo, citar una frase que, aunque expresada en la citada obra del presidente del CPCV , Luis Moreno Gómez, en 1994 (Periodismo Científico, materiales de opinión), podemos considerar un pensamiento vigente en relación con lo que hoy se aspira: “Inteligentemente, el periodismo científico debe abordar con igual intensidad los problemas que plantea el medio ambiente maltratado por el hombre en su proceso de industrialización y urbanización, creando polos de desertización adicionales a los ya existentes por milenios. La promoción de la arborización hasta en lugares donde existen bosques es un deber ineludible y la amplia difusión acerca del modo conservacionista de plantas, cualquiera sea su tipo, de toda la vida vegetal y animal silvestre, es tema para todos los días tener algo nuevo que contar”

De esta manera y acogiendo el concepto que sintetiza la idea del desarrollo sustentable, expuesto inicialmente por la primera ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland, en el informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, aprobado como principio fundamental de la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 06/1992), podemos considerarlo como punto de partida para el desarrollo de cualquier actividad comunicacional que apunte al planteamiento de temas encaminados al armónico desenvolvimiento de la especie humana en su relación con su hábitat inmediato y del propio planeta. Se trata, de acuerdo con el citado principio de “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades

Para una mayor comprensión del concepto de sustentabilidad propuesto, será necesario insistir en lo que constituye la base del conocimiento sobre ambiente y ecología, así como las diferencias existentes entre desarrollo y desarrollo sustentable; donde el término ambiente debe ser concebido como un todo, integrado por dos componentes fundamentales: naturaleza y obra del hombre, cada uno regido por su propia dinámica y leyes; el desarrollo como movimiento ascendente de todo el sistema social en procura de la satisfacción de sus necesidades fundamentales y del bienestar colectivo; y el desarrollo sustentable, en cuya definición eminentemente ecológica ya expresada, debe ser entendida como “la capacidad del planeta para albergar la vida biológica indefinidamente, esto es, sin deterioro de las condiciones para alcanzar tal fin” (Arnaldo José Gabaldón, Desarrollo Sustentable, la salida de América Latina / 2006)

Con las orientaciones ya expresadas, podemos enfocar las tareas de la divulgación ambiental hacia los objetivos antes mencionados, mediante la adecuada utilización de los diversos géneros informativos (especialmente la reseña y la noticia), interpretativos (reportaje y crónica), y de opinión (editorial, artículos, columnas, caricaturas):
·         informar, que lleva implícita la idea de orientar, sobre los hechos locales que nos ponen en cuenta sobre el desenvolvimiento de la vida en los distintos grupos sociales en los hábitats que ocupan, con énfasis en la relación de los seres vivientes con su entorno. Podemos concebir como información ambiental, toda aquellas que abordan aspectos como las condiciones de vida que soporta una comunidad determinada por la falta de servicios básicos (agua potable, disposición de aguas servidas, recolección de desechos sólidos, acceso a la salud y a la alimentación, entre otras); las formas de relacionarse una comunidad con el medio físico que habita, su dependencia y utilización de los recursos naturales disponibles, y estilos de vida en general donde se incluyen sus hábitos de consumo de alimentos, energía y de transportación, así como de las actividades culturales y económicas que comparten; de igual manera, podemos incluir las informaciones referidas a las características de un determinado paisaje no intervenido por la mano del hombre y el desenvolvimiento de los elementos natural que en él interactúan. Dentro  de  esta  aspecto,  debemos  igualmente considerar la importancia que tiene el ejercicio del periodismo  ambiental  en el  sentido de  dar  a  conocer  los  avances  tecnológicos  y  distintos usos puestos en práctica en otros países;  y  que  muchas  veces  no  se  aplican  en  el  nuestro por el simple desconocimiento  de su  existencia por parte de quienes tienen en sus manos la decisión política y administrativa de recurrir a ellos.  Esto ocurre particularmente en relación con el tratamiento de conflictos ambientales que plantean, entre otros, el de la creciente producción de basura en todo el mundo, incluyendo a Venezuela. La información sobre ingeniosas y muy productivas tecnologías aplicadas  especialmente  en  países  desarrollados,  no terminan  de llegarle   a  quienes  tienen   la responsabilidad de la gestión ambiental en el país. De igual manera, será necesario insistir en lo que constituye una necesidad y un reclamo del desarrollo sustentable, como es el de “promover cambios en las tecnologías empleadas por el aparato productiva en los diferentes sectores de la economía, agricultura, minería, industria, energía, transporte y comercio, etc” (Gabaldón     2006)   que el autor enmarca en la exigencia de  la innovación tecnológica; y en ese sentido es mucho lo que puede aportar un comunicador ambiental  bien informado,  por los medios disponibles,  aplicado a su tarea.       
·         alertar, ante situaciones que evidencian riesgos para la salubridad de un determinado conglomerado. La instalación y operación de ciertos tipos de industrias de naturaleza contaminante, entre ellas las que procesan sustancias químicas y las petroleras, conllevan a situaciones de impacto y degradación ambiental de las áreas donde se desenvuelven, por lo que los medios deben constituirse en voceros de la preocupación de las comunidades adyacentes  para llamar la atención, tanto de las autoridades ambientales de la región como de la propia comunidad científica, con el fin de obtener de ellas un pronunciamiento y medidas que deberán ser adoptadas en cada caso, para eliminar o minimizar los riesgos que del funcionamiento de ellas puedan generarse. Son frecuentes en las comunidades urbanas las movilizaciones vecinales relacionadas con la instalación de plantas y construcción de obras generadoras de elementos (partículas en suspensión) contaminantes del espacio físico donde se asientan. Casos recientes podemos encontrar en las protestas ampliamente divulgadas especialmente a través de medios digitalizados, relacionados con las obras vinculadas con la Misión Vivienda que se llevan a cabo en La Carlota, así como las de ampliación de las líneas del sistema de transportación masiva del Metro de Caracas que afectan un sector de la avenida Francisco de Miranda, frente a la Estación que lleva el mismo nombre;
·        denunciar, viene a constituir uno de los aspectos más espinosos en el desempeño de la divulgación
ambiental, especialmente por el poder que puedan ejercer los involucrados en un daño causado al ambiente. Resulta, por ejemplo, muy riesgosa para el comunicador la denuncia sobre explotación furtiva de minerales preciosos y la extracción de madera, como se ha alertado en relación con la numerosa presencia de los llamados garimpeiros en  la región del Amazonas,  cuando se  involucre a funcionarios del propio Estado, como ocurre frecuentemente. Las situaciones más comunes de violación de las normativas ambientales destinadas a la protección de recursos naturales, ocurren en zonas de difícil acceso para quienes se dispongan hacer uso de la libertad de información contenida en la propia Constitución de la República; pero generalmente en esta función no se suele contar con la logística que se requeriría de los propios medios de comunicación, como tampoco de los organismos gubernamentales a quienes correspondería prestar el debido apoyo para que la denuncia se haga efectiva. Se trata pues de una tarea que, generalmente, el comunicador asume a su propio riesgo y cuenta;
·         educación, como tarea implícita en todo proceso comunicacional dirigido al consumo del gran público que, en este caso, requiere de una información que lo haga partícipe del conocimiento y valoración del capital natural  disponible para su adecuado aprovechamiento y cuido, dentro de las normas que impone la propia ética intergeneracional que envuelve el concepto de la sustentabilidad. Podemos concebir el aspecto de la educación, como el elemento motor de ese fin último al que se aspira con la comunicación ambiental, como es la formación de una conciencia ambiental que responda a las necesidades de un verdadero desarrollo sustentable. En este sentido, es preciso señalar la importancia que le asigna el Programa 21 surgido de la Cumbre para la Tierra en su sección referida a los Medios para la puesta en práctica de los acuerdos de Río de Janeiro (1992) “Muchas personas no comprenden cuán estrechos son los vínculos entre las actividades humanas y el medio ambiente porque carecen de información acertada suficiente. Será necesario intensificar la toma de conciencia del público y su participación en la búsqueda de soluciones para los problemas ambientales y de desarrollo. Mediante la enseñanza se puede fomentar la concienciación ética y ecológica, así como los valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para alcanzar el desarrollo sostenible. Con este fin, la instrucción, además del contexto físico y biológico deberá explicarse la realidad socioeconómico del desarrollo humano” (Versión publicada por el Centro para Nuestro Futuro Común-Texto de Michael Keating-1993).

Es necesario insistir, en relación  con el papel que deben jugar los comunicadores y medios en el aspecto educacional que los vincula con el público, en la función de promover las siguientes consideraciones incluidas en el título del mencionado acuerdo, tales como:    
·         velar porque todas las personas, sea cual fuese su edad, tengan acceso a la instrucción sobre cuestiones ambientales y de desarrollo;
·         incorporar en los programas de enseñanza nociones de medio ambiente y desarrollo incluidas cuestiones demográficas y análisis de las causas de los principales problemas, dedicándose particular énfasis a la formación de responsables de la adopción de decisiones;
·         favorecer la participación de escolares en proyectos locales y regionales de instrucción sobre la salubridad del medio ambiente en los que se trate, entre otros, del agua salubre, el saneamiento, los alimentos y las consecuencias económicas y ambientales de la utilización de recursos.

Si observamos el panorama que nos muestra la diversidad de recursos disponibles en la actualidad en función de la formación no formal de la temática ambiental, así como de los medios de comunicación disponibles, encontramos que son muy esporádicas las actividades encaminadas al conocimiento de las realidades en los campos del ambiente, la ecología y la sustentabilidad deseada. Podríamos decir que ellas se reducen a las que, muy limitadamente realizan algunas ONG, entre ellas la Fundación Vitalis, al tratamiento de temas a través de foros vinculados a fechas conmemorativas, especialmente de la Tierra y del Ambiente; o las movilizaciones que anualmente motoriza Fudena, con el Día de las Playas. Mientras que entre las actividades destinadas a proporcionar herramientas a los comunicadores sociales para su desempeño en las áreas del ambiente, se limitan, entre otras que realmente desconocemos,  al Diplomado iniciado hace alrededor de tres años por la activa comunicadora ambientalista María Eugenia Gil Beroes, dirigido especialmente a periodistas. María Eugenia también  dicta un curso electivo sobre Periodismo Ambiental en la Universidad Central de Venezuela. Y en lo que corresponde al autor del presente ensayo, iniciamos hace cinco año en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Santa María, también un curso electivo sobre Comunicación Ambiental, que recibe un promedio anual de 300 alumnos correspondientes a los últimas semestres en la distintas disciplinas de la carrera (Impreso, Audiovisual y Corporativo).

Y aunque, la situación se pueda presentar con iguales características en otros países, lo cierto es que de alguna manera, y pese a todas las dificultades hoy presentes, el mensaje ambiental está llegando a la población de todo el mundo, especialmente por efecto de la globalización de la información, con Internet como vehículo, principalmente con páginas especializadas y blogs que llegan a multitudes. En Venezuela, destacan entre otras las de las ONG conservacionistas,  cuyas  puertas siempre están abiertas para atender consultas, como: Vitalis, Fundación Tierra Viva, Fundación Aguaclara, Fundación La Tortuga, Fundación  La Salle de Ciencias Naturales  y la Fundación Científica Los Roques. Para consultas relacionadas con la gestión que realizan instituciones gubernamentales, se ofrecen principalmente  las  páginas  del  Ministerio  del  Poder  Popular  para  el  Ambiente  (MPPA),   Instituto  Nacional  de  Parques (Inparques),  Guardia Nacional Bolivariana.

Podría atribuirse a la efectividad divulgativa de estas nuevas formas de comunicación, la amplísima presencia de público, ambientalistas de todo el mundo que concurren a las ciudades donde se materializan las diversas citas intergubernamentales convocadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente –Pnuma– para tratar sobre acuerdos relacionados, entre otros, con el Cambio Climático Global.  Copenhague, en diciembre de 2009, demostró la enorme preocupación mundial por el tema climático, al punto de que las representaciones de las organizaciones rebasaron con creces, como sucede en cada una de estas citas mundiales, la de los propios delegados oficiales, de por sí numerosas.  La de Cancún, así como la Conferencia (2012) Río + 20,  también contaron con una masiva concurrencia de las ONG, aunque todas –de acuerdo a un criterio generalizado– pasaron sin pena ni gloria por no aportar, los participantes oficiales convocados por la ONU, mayores soluciones a los conflictos que amenazan al ambiente planetario.

Cabe indicar, en relación con la presencia de estas multitudes en cada cita mundial del ambiente, que además del evidente efecto de la comunicación global en estas movilizaciones, esta importante participación actúa como elemento de presión y observación directa de los pueblos del mundo sobre las delegaciones oficiales de sus país, lo cual constituye un ejercicio de democracia muy valedero para quienes aspiran resultados más terrestres de sus representantes.

Conclusión
Como conclusión podemos señalar que la comunicación ambiental deseada para el presente y futuro es aquella que, basada en el adecuado aprovechamiento de las nuevas tendencias de divulgación, se planteen tareas de mayor alcance, desde el punto de vista del ampliado universo de receptores de los contenidos vertidos a través de los medios que nos permiten los  modernos sistemas telecomunicacionales, así como de los criterios madurados a través de los últimos años por los expertos en materia de ambiente, ecología y sustentabilidad, para orientar al país con base en los enfoques que permitan diferenciar entre el tipo de desarrollo hasta ahora conocido, determinado por estándares de crecimiento y estilos de vida de producción y consumo que generan el impacto que hoy evidencian entre otros problemas el cambio climático global, por otro, el de desarrollo sustentable que, tal como lo sostiene el doctor Gabaldón en su mencionada obra, tiene como objetivo fundamental asegurar la vida en el planeta.


Fuentes consultadas
Gabaldón, A.J (2006) Desarrollo Sustentable: La Salida de América Latina, Grijalbo, Caracas,  capítulos 2 al 6.
KEATING, M. (1993) Cumbre de la Tierra: Programa para el Cambio, Centro para Nuestro Futuro Común, Geneva, Suiza.
Moreno Gómez, L.M (1994) Periodismo Científico: Materiales de opinión, Lagoven S.A y Círculo de Periodismo Científico de Venezuela (CPCV) Caracas.
Karla Rodríguez Beherens, http://periodismoambientalvenezuela.blogspot.com